La limitación que le impuso la vida no detuvo su espíritu creador y artista. El pequeño Giesy Dionisio Antazu no tiene piernas ni brazos. Sin embargo, en el alma guarda la llama de un Miguel Ángel que con los años crece.
Giesy pinta como un genio en este arte. Su boca y el pequeño apoyo de la extremidad son sus únicos asistentes.
Nació en la comunidad nativa Yanesha, Bajo Yurinaki en Perené, hace once años. Quizá al inicio pensó que la carencia de sus miembros sería una fatalidad, pero resultó ser una ayuda escondida para su vocación de artista.
Sus padres Elsa y Fortunato sonríen cuando su hijo coge el pincel y empieza a realizar formas para retratar.
Cursa el segundo grado en la escuela fiscal de la zona. La familia de Giesy está conformada por 9 hermanos. Sus padres se dedican a la agricultura y necesitan ayuda para educar a su pequeño talento, pues son de extrema pobreza.
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